En las últimas
exposiciones ha optado por contraponer objetos cotidianos, frutas,
personas y sueños infantiles, en primer plano, a las
atmósferas plácidas, que no dejan de ser una
proyección de su mundo personal y próximo protegido por
los muros compactos y tranquilos del color que envuelven sus pinturas.
Todo esto reforzado por el collage o por la caligrafia en làpiz
que complementa la fuerza del concepto y de la imagen o los grafismos
truncados y contundentes. Todos estos artificios vertebran una
expléndida obra.
S.G.